mayo 31, 2009

19°

Diecinueve grados de desviación con respecto a la vertical. Ese es el grado de mi escoliosis lumbar, de la cual me acabo de enterar en días pasados casi por accidente.
Después de un par de semanas de sufrir dolor en la espalda baja me decidí a ir al doctor. Ya en el pasado había tenido esas molestias, pero con un par de días de aplicarme compresas calientes y tomar analgésicos se me pasaban sin mayor problema. Esta vez no fue así.

Pensé que el ejercicio en el gimnasio, combinado con largos periodos de estar sentada en la oficina y en un seminario de fin de semana me habían provocado alguna lesión, pero el ortopedista me mandó hacer Rayos X... y ¡bolas! la imagen realmente me asustó. Mi columna vertebral tiene una curva pronunciada a nivel lumbar, donde debería insertarse de forma recta en el sacro. Cuando vi la radiografía sólo pensé “¡¿Y cómo diablos es que camino sin cojear?!” Maravillas del cuerpo humano, que a lo largo de los años se va adaptando a una situación anómala y compensa de mil formas el movimiento irregular.
En mi caso, la compensación me ha llevado a tener contracturas (silenciosas, indoloras) en varios músculos, un hombro más bajo que el otro y este dolor persistente que se ha presentado ahora. Y me salió barato. Según el doc, para el grado de escoliosis que tengo, realmente es sorprendente que no haya tenido fuertes molestias en el pasado.

De repente, todo tiene sentido: el por qué no puedo mantenerme sentada en un cojín para meditar, por qué mi brazo derecho es menos flexible que el izquierdo, por qué nunca me he podido tocar los dedos de los pies al inclinarme...

¿Solución? Ninguna. La curvatura va a estar ahí por el resto de mis días. La tarea ahora es evitar mayores problemas a futuro. El dolor no puede, sino que va a volver tarde o temprano. Lo que procede ahora es hacer ejercicios especiales para aumentar la flexibilidad y fortalecer los músculos (y seguirlos haciendo de por vida), cuidar la ergonomía de mi lugar de trabajo y descanso... y bajar de peso. Bajar mucho de peso.

Ya estoy en el camino, pero todavía no me repongo del shock que ha sido descubrir esta bomba de tiempo ósea que llevo dentro y cuyo tic-tac era casi imperceptible. Hace unos días era una mujer regordeta pero sana, en proceso de mejorar su salud y su peso. Hoy soy paciente de fisioterapia. Hoy tengo una condición crónica que debo atender. Hoy veo una placa de Rayos X y comprendo que mi vida ha cambiado para siempre.
(Foto: Wikipedia, mi curva es para el otro lado)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ouch! Me dio ñañaras ver la foto. Es sorprendente de verdad que hayas estado haciendo tu vida normal a pesar de tener la columna así. ¿No has investigado si con la quiropráctica se puede enderezar?

Un beso.

FerGil dijo...

QUE-MAL-PLAN... Y sobre todo, que lo único que haya sea fisioterapia para que no empeore...

Pues, pues... ojalá la bronca se administre de la mejor manera y esto no te cause demasiados problemas.

Özer dijo...

Gracias por los comentarios. La cosa va mejorando con la terapia y cambio de hábitos... y por lo menos ya estoy más tranquila.
¡Mil gracias por la empatía!

Kishiria dijo...

ay... cuando el cuerpo le pasa la factura a uno... como duele, ahi se pagan todos los abusos

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