julio 22, 2009

Mi madre, esa desconocida

Ni tan desconocida en realidad, sólo sorprendente. Nacida en los treintas, hija adoptiva del D.F., fue testigo de los simulacros de bombardeo durante la 2ª Guerra Mundial, la era del rock, la última inundación del centro (con lanchitas en pleno Bolívar, verdá de Dios), el 2 de Octubre, las Olimpiadas, las eternas devaluaciones y el terremoto del '85.
Tuvo etapas de tauromaquia, nacionalismo, rebeldía e internacionalización. Trabajó desde los 14 años y se jubiló con honores. Usó jeans antes que nadie y hasta pocos días antes de su muerte. Y en su juventud, vestidos de fiesta con tules y flores de seda que ella misma se hacía.
Muy noviera y amiguera, pero leal y discreta. Tanto, que las amistades le duraban toda la vida y las ahora-esposas de sus ex-novios acababan siendo sus amigas.
Con el pelo largo y ondulado y su aventajada estatura de 1.70, de joven tenía un aire de María Félix sin ceja levantada.


Católica devota y sorprendentemente tolerante. Madre consentidora pero con puño de hierro cuando la situación lo justificaba. Vivió en la Lagunilla, murió en Cuernavaca... Pero sobre todo eso: vivió.
Y algo de ella siempre fue un misterio. Hermoso misterio.

Cinco años sin tí. Pero sigues conmigo, sin ataduras, con la misma libertad que siempre me otorgaste. Gracias por siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué hermosos recuerdos y qué lindas palabras para tu mami. Se me aflojó el moco, neta.

Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Farewell wherever you are, doña Fu.
-A

Anónimo dijo...

Mugre Luz... como me inundaste los ojos ... ojala un día asi hablen de mi mis hijas.. un abrazo Diana Rdz

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